La Unidad corre el riesgo de convertirse en un ritornelo vacío, en un
exhorto como el de “hay que querer a los niños” repetido con la correa
presta en la mano, en una contraseña para hacer precisamente todo lo
contrario: actuar por cuenta propia sin consultar a nadie. La oposición
democrática se organizó alrededor de la MUD para coordinar sus acciones y
gracias a ello tuvo éxito -no todo el que se hubiese querido- para
presentar al país una opción sólida y creíble. Los más de siete millones
de votos logrados en las últimas presidenciales son más que elocuentes
al respecto, como lo son las alcaldías que se mantuvieron y las que se
ganaron en las elecciones regionales. Sin embargo, quedó en el aire
opositor la sensación de haber fracasado y hubo quienes se encargaron de
alimentar con ahínco esa sensación, con el objetivo de debilitar el
esfuerzo unitario.
Los dirigentes de la MUD que organizaron
La Salida actuaron de buena fe, no cabe la menor duda, pero lo hicieron
sin consultar a sus pares del equipo al que pertenecían en una movida
fuera de juego cuyas consecuencias finales son suficientemente
conocidas. Llama la atención que no han realizado un mínimo balance, una
rendición de cuentas, al menos ante sus seguidores por no decir ante el
país, que permita valorar en su justa medida la iniciativa que
arriesgaron por su cuenta. Sin ese paso previo, los llamados a la Unidad
suenan vacíos. Y además se lo deben a quienes arriesgaron su integridad
física al seguirlos.
Pero digamos que el regreso a casa, al
menos de algunos, es sincero y su voluntad de enmienda genuina. Se
entiende, además, que son hijos pródigos con derechos y por tanto el
retorno se hace acompañado de la exigencia de que, antes que nada, se
acepten las “equivocaciones” cometidas por todos y se discutan sin
tapujos. Es decir, nosotros nos extraviamos del rumbo unitario por culpa
de ustedes y por tanto el rosario lo rezamos juntos y las indulgencias
me las gano yo. La MUD tendrá que dar de nuevo muestras de paciencia, y
aceptar estas y otras extravagancias argumentales en aras de la Unidad.
No le vendría mal una discusión abierta y
en voz alta con todos sus miembros, especialmente con los inconformes,
para que queden claras las diferencias y, una vez limpios de polvo y
paja, establecer bajo candado una estrategia común y dedicarse a
implementarla sin remilgos ni personalismos fatuos. Eso no implica
sacrificar liderazgos, ni ceder los espacios de influencia pública
genuinamente conquistados. Por el contrario, sería una manera de
revalidarlos mostrándole al país un equipo dirigente capaz de llevar a
cabo un proyecto unitario. Convendría, eso sí, declarar una veda
temporal de “selfíes” y asumir que la responsabilidad de derrotar
democráticamente a la burocracia gobernante es una tarea conjunta de
quienes dirigen a la oposición. Nadie por cuenta propia tiene la fuerza
suficiente para lograrlo.
Las elecciones parlamentarias se
avecinan con la fuerza de una locomotora. Sería criminal distraerse,
como en el circo, tratando de mantener todos los platillos girando al
mismo tiempo sobre una vara: constituyente, renuncia, revocatorio,
corriendo de un lado al otro sin más objetivo que estar en movimiento.
Las legislativas pueden ser un espacio para consolidar realmente la
Unidad y presentar un conjunto de candidatos capaz de derrotar a un PSUV
agrietado y a un gobierno cada día más cuestionado. Ya la sola
escogencia de los candidatos, si se hace transparentemente, constituiría
una potente plataforma para continuar el esfuerzo de hacer avanzar, más
allá de las frfronteras de la oposición actual, la necesidad de un cambio.
La MUD debería abrir el proceso de
consultas para empezar a determinar desde ya los métodos de escogencia
transparentes que le den confianza a quienes quieran postularse en el
marco de la oposición. En la práctica, ese sería el único ejercicio
unitario creíble y con pegada. Unidad para las legislativas.
http://www.cesarmiguelrondon.com/opinion-2/el-espacio-de-mis-amigos/unidad-para-las-legislativas-jean-maninat/
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