Antonio Ecarri Bolívar
Vicepresidente de Acción Democrática
Vicepresidente de Acción Democrática
“Entre marxistas y fascistas, entre los hunos y los
hotros, van a dejar a España inválida de espíritu”. Miguel de Unamuno.
Salamanca 1936.
El espinoso asunto del “atentado” contra el
Presidente Nicolás Maduro es para helarle el alma a cualquier venezolano sensato,
sea verdad o haya sido un montaje. Ambas circunstancias son gravísimas, por el
trasfondo irracional que presume, en una nación mayoritariamente democrática.
Si fue cierto el magnicidio frustrado es gravísimo,
porque presume la existencia de algunos venezolanos que creen válido cualquier
método, incluido el crimen, para tomar el poder. Aunque también refleja las
consecuencias que se derivan de la decisión gubernamental de cerrar las vías
electorales, con equidad, para la alternativa democrática.
Esto último no es solo una presunción, como
consecuencia de las últimas elecciones que no reconocen la mayoría de los
países del mundo, sino la guinda que adornó la torta de todo este desaguisado:
la intervención del segundo hombre del régimen en el acto de respaldo al
Presidente, al día siguiente del presunto atentado. Allí dijo Diosdado Cabello:
“la derecha (para él, la derecha es toda oposición al régimen) no va a tomar el
poder ni por las buenas ni por las malas”.
Esa es una confesión, “erga omnes”, de una
declaratoria dictatorial sin apelación posible. Y es, precisamente, lo
que he venido alertando desde que Chávez asumió el poder y sus convocatorias
electorales con descarado ventajismo: que cerrar, progresivamente, las vías
democráticas al cambio político, abre las puertas a cualquier otra salida
violenta “de los hotros” que nadie quiere, pero que “hunos” provocan.
Ese es el camino hacia el peor destino: la guerra
fratricida que alertaba Don Miguel de Unamuno y que ni “hunos ni hotros”
hicieron caso en la España de 1936 y que dejó, tres años después como
desiderátum, la aterradora cifra de un millón de seres humanos muertos (la
mitad fueron asesinados y la otra mitad fueron los asesinos, quienes también
quedaron muertos en vida, según la atinada observación de José María
Gironella).
Ahora, si lo del atentado no fue cierto sino un
montaje, como lo presumen las mayorías nacionales hastiadas de oír, durante
casi veinte años, decenas de “atentados” contra Chávez y Maduro que nunca
concluyeron en nada, también es muy grave. Sobre todo, después de oír varias
versiones, de altos funcionarios del gobierno, contradiciéndose entre sí. Es
grave, porque entonces presume toda una mascarada para salir a reprimir sin
justificación alguna, distinta a la aspiración de Diosdado que es la de
quedarse eternamente en el poder y eso es inaceptable, porque presume el
estímulo a resolver las cosas por la vía violenta y no civilizada.
Esto último se parece a la ya viejísima denuncia
(aunque históricamente tan cercana) del Rector de Salamanca, donde dejaba
deslizar el problema mental que significan los odios cuando se desatan en toda
una nación. He aquí la cita al completo: “En este estado y con lo que sufro al
ver este suicidio moral de España, esta locura colectiva, esta epidemia frenopática
(como sinónimo de enfermedad mental) figúrese cómo estaré. Entre los uno y los
otros- o mejor los hunos y los hotros- están ensangrentando, desangrando,
arruinando, envenenando y entonteciendo España”. (Esta cita procede de una
carta de don Miguel a Quintín de Torre del 13.12.1936).
Y aquí, repito, de ser cierto el “montaje del
atentado” sería porque los manipuladores del régimen se han dado cuenta que
tenemos una opinión opositora que siendo paradójicamente mayoritaria, se deja
manipular y confundir por una minoría. En consecuencia, estamos entre un
gobierno (los hunos) que empujan a la oposición (los hotros) a posiciones donde
los primeros son los que tienen la ventaja: la fuerza bruta. Lo digo, al ver
tanto opositor cantándole loas al “atentado” sea o no cierto, ergo, siempre los
radicales caen en la misma trampa.
Bien lo decía Vladimiro Mujica en un reciente
artículo impecable: “entender las ramificaciones y complejidades del uso de las
herramientas de psicología social para entender el hecho político (lo que
Vladimiro explica, en el mismo artículo, como gaslighting), más allá de las
consideraciones del materialismo histórico en el que muchos de nosotros
crecimos, es un reto intelectual fascinante. Pero trascendiendo el disfrute
intelectual, aterra la fragilidad de nuestras mentes individuales y nuestra
psiquis colectiva ante la manipulación estructurada y planificada como
instrumento de dominación social. Hace mucho tiempo que deberíamos haber
entendido la naturaleza del enemigo que enfrentamos”.
En definitiva, tanto los “hunos” que creen se
pueden quedar eternamente en el poder, como “los hotros” que piensan que solo
la violencia va a sacar a aquellos (sin tener la fuerza para tal propósito) se
van a encontrar con un pueblo que tarde o temprano se va a deshacer de hunos y
hotros, para darle paso a la sensatez, a la cordura, a la sindéresis de un
gobierno serio, coherente, que pueda meter en cintura a hunos y hotros, pero
por las buenas, a menos que haya que darle la razón a hunos y hotros y nos
mataremos entonces…como los españoles, del 36 al 39, del siglo
pasado.
En todo caso, por nuestra parte, no podemos callar ante tanta locura colectiva y, entonces, debemos recordar, una vez más a don Miguel, al principio de su discurso aquel 12 de octubre de 1936 en la Universidad donde era “sumo sacerdote”: “a veces quedarse callado equivale a mentir; porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia”: frente a la frenopática de hunos y hotros insensatos, en la Venezuela de hoy.
En todo caso, por nuestra parte, no podemos callar ante tanta locura colectiva y, entonces, debemos recordar, una vez más a don Miguel, al principio de su discurso aquel 12 de octubre de 1936 en la Universidad donde era “sumo sacerdote”: “a veces quedarse callado equivale a mentir; porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia”: frente a la frenopática de hunos y hotros insensatos, en la Venezuela de hoy.
aecarrib@gmail.com
EcarriB
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