12/03/2017 | 10:58 PM
(Richard Mendoza).- Los altos índices delictivos que reporta la entidad, sin duda, tienen aterrados a los barineses, esto según los mismos reportes y denuncias que reposan en los cuerpos de seguridad del estado, sin que los organismos encargados, garanticen mecanismos acertados que permitan contrarrestar este mal social.
Salir de la casa para cualquier ciudadano, actualmente, representa un gran desafío o incluso jugarse su propia existencia, pues consideran que la ola delictiva que azota a la ciudad, no solo les roba el sueño, sino además les causa pánico y terror.
Los que han sido blanco de robos, llegan a presentar el síntoma denominado “crisis de angustia o trastorno de pánico” que causa entre otras consecuencias, miedo al descontrol o temor a perder lo más valioso: la vida.
Entre los casos más comunes y que siguen siendo repudiados por los ciudadanos se trata de los constantes arrebatones, de sujetos que en su mayoría se desplazan en motos con pistolas resguardadas en la cintura, para sin vacilar, asaltar a quien se les tope en su camino.
De este flagelo también se desprende el sometimiento a las víctimas en las paradas públicas, calles desoladas, parques, entidades bancarias y busetas en circulación.
Además de sitios públicos como el terminal terrestre de pasajeros, la delincuencia está a la orden del día en los alrededores de las instituciones educativas y en varios sitios que son considerados zona roja, esto producto de falta de vigilancia policial permanente.
Otra de las modalidades practicadas por los antisociales se trata del desmantelamiento de viviendas, sobre todo, cuando se percatan que los dueños no están en casa. De esta amenaza tampoco se salvan las congregaciones cristianas y la iglesia católica.
Recientemente, se han reportado denuncias de templos cristianos y de iglesias católicas donde sujetos con armas en mano entran a estos locales y despojan de las pertenencias tanto a creyentes, pastores y presbíteros.
Planes inútiles
Al respecto, el legislador Simón Archila, censura el hecho de que el Estado haya, hasta la fecha, implementado más de 20 planes de seguridad nacional, y no obstante, la cifra de muertos y de robos continúan siendo alarmantes.
“Son simplemente mecanismos de seguridad con mucha improvisación y ensayo sin nada de resultados favorables para la sociedad. Es decir, todos siguen siendo infructuosos”, afirma.
Ve con preocupación que los cuerpos de seguridad en la entidad no están equipados y suficientemente capacitados para contrarrestar esta situación que tiene a las familias con rosario en mano y orando al Cristo Redentor, donde muchos ya padecen problemas de salud de índole física, psicológica y emocional.
A su juicio, esto para muchos demuestra que los organismos de seguridad se encuentran en minusvalía ante la ola delictiva, pues por cada semana que pasa, la cifra de muertos y de atracos galopa sin freno.
Lamentó que los mismos productores del campo se encuentren de manos atadas por el incremento de extorsiones, hurtos, robos y todo tipo de fechorías, donde muy pocas de estas acciones vandálicas han sido denunciadas.
“Hoy día el campesino está con la moral por el suelo ya que ni el mismo gobierno se esfuerza en erradicar esta amenaza delictiva que mantiene en zozobra a todo el campo barinés”, dijo el legislador.
Calcula que en el caso del municipio capital, por cada semana transcurrida, se cometen entre 10 a 15 delitos donde muchos dejan saldos rojos.
Foto: Los planes de seguridad nacional no han sido afectivos contra la ola de delitos en el estado. (Foto. Yonny Camacho
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